El alcornoque (Quercus suber L.) es una especie arbórea perenne, autóctona y exclusiva de los bosques del Mediterráneo. El corcho es uno de los materiales más versátiles que se conoce debido a que reúne un conjunto de propiedades poco frecuentes como su capacidad de regeneración. La producción de corcho es posible gracias a la capacidad del alcornoque para ir generando tejido suberoso de forma continuada a lo largo de su vida. Sus requisitos de condiciones edafológicas y climatológicas hacen que su zona de mayor extensión en el mundo sea la parte sudoccidental de la península ibérica: el Alentejo Portugués, el Oeste de Andalucía y Extremadura. Existen 2,5 millones ha de alcornocal en el mundo, de las que el 27% se encuentran en España, distribuidas entre Andalucía (350.000 ha), Extremadura (250.000 ha) y Cataluña (75.000 ha).
El corcho es un material natural y de gran valor debido a sus propiedades de impermeabilidad, adherencia, compresibilidad y elasticidad, siendo su principal uso como tapón de calidad para vinos (71%) seguido de la fabricación de materiales para la edificación (26%). Es por ello que el sector del corcho tiene un gran peso económico, con unas exportaciones de 292,9 millones de euros para España en 2017.
Las propiedades del corcho dependen de las características químicas de sus componentes, de la cantidad relativa y de la distribución de los mismos. En el corcho, como en otros materiales biológicos, los componentes químicos se encuentran en las paredes celulares así como en los espacios intercelulares, lo que representa una red tridimensional sólida que rodea células muertas, huecas, llenas de aire. Muchas de las propiedades específicas del corcho, como la inercia química y biológica, así como su durabilidad, están en relación directa con su composición química, mientras que otras propiedades, tales como el comportamiento mecánico y la interacción con fluidos, son el resultado tanto de las características estructurales a nivel celular como de la estructura química de la pared celular.
La extracción del corcho de los bosques de alcornoque es una actividad ancestral cuya sostenibilidad es reconocida al no implicar la muerte del árbol y por su contribución al desarrollo rural. En este sentido, el aprovechamiento genera empleo a las poblaciones rurales lo que a su vez refuerza los vínculos sociales con estos ecosistemas y favorece a su conservación a largo plazo.
Sin embargo, el corcho, como cerramiento enológico, se enfrenta a la amenaza de su reemplazo por sustitutivos, plásticos y aluminio, debido también a una fuerte demanda a nivel mundial. Esta amenaza se ha venido sustentando en un argumento de presencia de defectos en el tapón que afectan a calidad organoléptica del vino. Por otra parte, un tercio de la producción corchera no reúne actualmente condiciones suficientes de calidad para su aplicación enológica, siendo gran parte de su causalidad desconocida.